viernes, 3 de enero de 2014

¿Estás segura?

Créeme cuando te digo que para mí, no es fácil. En este instante la seguridad se ha esfumado. Son esos momentos en los que abundan preguntas, que hace 30’ no te harías. No sé si me logras entender, espero que sí. Y es que … los minutos me envuelven en una presión la cual es difícil esquivar. Cuando más intentas huir de algo, más dentro estás. En el momento que lo dejas pasar, llegan individuos para recordarte que no debes olvidar. Las personas hablan desde la ignorancia, desde su poca experiencia. Desde lo que consideran conocerte. Me hace gracia, ¿sabes? Esos que se llaman tus “conocidos/amigos” y no saben ni de qué color son tus ojos. No saben sí roncas o pateas mientras duermes. Si prefieres el azul o el verde. Si cuando cierras los ojos mientras hablas es porque te sientes más cómodo o estás cabreado. Si la luna brillante te gusta o te es tan indiferente como las niñas de 14. Al igual que los tontos que van diciendo por ahí saber de todo, y lo único que hacen es asentir con la cabeza gacha. Pero en mi caso me supiste enseñar todas esas cosas, y muchísimo más. Conocer algo o a alguien es tan relativo como la palabra realidad, o ésa que tanto mencionábamos, felicidad. No confirmo el grado de conocimiento acerca de saber quién eres, o quién pretendes ser. Mucho menos lo que serás, si yo podré ver a lo largo de tu vida en lo que te convertirás.Lo que puedo confirmar es cada cosa que me dijiste, que me demostraste, que sentiste a mi lado.También esta confianza, que desde el punto esperanzador, espero que sea irrompible. Y no sólo ello, sino la conexión especial. El poder decir ciegamente “no hay otra persona que nos entienda tan bien como el uno al otro”. Esa parte de tu persona que me llevas mostrando desde el minuto cero que nos fuimos conociendo. Aquí no estamos competiendo, no estamos eligiendo. No es a ver quién conoce más de ti, o quién puede llegar a llenarte emocionalmente. Es recopilar cada pedazo de nuestra unión para darle un sentido completo a nuestra extraña relación. Es saber que no vivo en una mentira, sino que tanto di como diste. Que tanto quise como me quisiste. Que tanto conocí como me conociste. ¿Y si pudiésemos elegir? Sería otro el cantar, o no. ¡Dichosa relatividad! Dichosa la vida por entregarnos la esperanza, la suposición, la falsa ilusión. Pero a veces es mejor decir: “preferible ni pensar, ahora sólo dejarnos llevar”. Nos tocó esto, saber afrontar el aquí y ahora. Porque cuando nos dejamos llevar … caemos en la cuenta de que existe el ser 1, en dos. Y de ello me gustaría vivir. Del momento junto a ti. Y pese a que dicen que el escoger es fácil, ya te digo yo que no. Hay diversas opciones que podríamos hacer con el término “nosotros”, pero son subcategorías del blanco y el negro. No por ser blanco dejar de doler, no te engañes. Duelen de la misma manera. Probablemente una menos que la otra, aunque no se puede saber si no se prueba primero. A veces me pongo a pensar en lo que más te gustaría. Obteniendo la misma conclusión: no lo sé. ¿La búsqueda de la felicidad, te suena, verdad? Creo que el objetivo es poder sentirse así, feliz, sin más. Pero ayúdame a averiguar si la mía es a tu lado. Porque no sé si realmente para obtenerla tenga que obviar toda huella y no mirar hacia atrás. Si eres un bache, o el objetivo final… Espero que entre el destino y el tiempo, poniendo de mi parte pueda lograrlo. Así que ya te enterarás.

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