Créeme cuando te digo que para mí, no es fácil. En este instante la
seguridad se ha esfumado. Son esos momentos en los que abundan
preguntas, que hace 30’ no te harías. No sé si me logras entender,
espero que sí. Y es que … los minutos me envuelven en una presión la
cual es difícil esquivar. Cuando más intentas huir de algo, más dentro
estás. En el momento que lo dejas pasar, llegan individuos para
recordarte que no debes olvidar. Las personas hablan desde la
ignorancia, desde su poca experiencia. Desde lo que consideran
conocerte. Me hace gracia, ¿sabes? Esos que se llaman tus
“conocidos/amigos” y no saben ni de qué color son tus ojos. No saben sí
roncas o pateas mientras duermes. Si prefieres el azul o el verde. Si
cuando cierras los ojos mientras hablas es porque te sientes más cómodo o
estás cabreado. Si la luna brillante te gusta o te es
tan indiferente como las niñas de 14. Al igual que los tontos que van
diciendo por ahí saber de todo, y lo único que hacen es asentir con la
cabeza gacha. Pero en mi caso me supiste enseñar todas esas cosas, y
muchísimo más. Conocer algo o a alguien es tan relativo como la palabra
realidad, o ésa que tanto mencionábamos, felicidad. No
confirmo el grado de conocimiento acerca de saber quién eres, o quién
pretendes ser. Mucho menos lo que serás, si yo podré ver a lo largo de
tu vida en lo que te convertirás.Lo que puedo confirmar es cada cosa que
me dijiste, que me demostraste, que sentiste a mi lado.También esta
confianza, que desde el punto esperanzador, espero que sea irrompible. Y
no sólo ello, sino la conexión especial. El poder decir ciegamente “no
hay otra persona que nos entienda tan bien como el uno al otro”. Esa
parte de tu persona que me llevas mostrando desde el minuto cero que nos
fuimos conociendo. Aquí no estamos competiendo, no estamos eligiendo.
No es a ver quién conoce más de ti, o quién puede llegar a llenarte
emocionalmente. Es recopilar cada pedazo de nuestra unión para darle un
sentido completo a nuestra extraña relación. Es saber que no vivo en una
mentira, sino que tanto di como diste. Que tanto quise como me
quisiste. Que tanto conocí como me conociste. ¿Y si pudiésemos elegir?
Sería otro el cantar, o no. ¡Dichosa relatividad! Dichosa la vida por
entregarnos la esperanza, la suposición, la falsa ilusión. Pero a veces
es mejor decir: “preferible ni pensar, ahora sólo dejarnos llevar”. Nos
tocó esto, saber afrontar el aquí y ahora. Porque cuando nos dejamos
llevar … caemos en la cuenta de que existe el ser 1, en dos. Y de ello
me gustaría vivir. Del momento junto a ti. Y pese a que dicen que el
escoger es fácil, ya te digo yo que no. Hay diversas opciones que
podríamos hacer con el término “nosotros”, pero son subcategorías del
blanco y el negro. No por ser blanco dejar de doler, no te engañes.
Duelen de la misma manera. Probablemente una menos que la otra, aunque
no se puede saber si no se prueba primero. A veces me pongo a pensar en
lo que más te gustaría. Obteniendo la misma conclusión: no lo sé. ¿La
búsqueda de la felicidad, te suena, verdad? Creo que el objetivo es
poder sentirse así, feliz, sin más. Pero ayúdame a averiguar si la mía
es a tu lado. Porque no sé si realmente para obtenerla tenga que obviar
toda huella y no mirar hacia atrás. Si eres un bache, o el objetivo
final… Espero que entre el destino y el tiempo, poniendo de mi parte
pueda lograrlo. Así que ya te enterarás.
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